En los últimos años los intercambios culturales se han convertido en línea de investigación prioritaria para entender las cualidades específicas y los contactos entre culturas. Este mestizaje positivo es fundamental para entender las aportaciones artísticas desde América del Sur y la importancia que en su definición histórica tuvo Andalucía. Algunas hipótesis de partida serían:

  1. La influencia de artistas andaluces en la plástica de América del Sur en la época hispana.
  2. Las migraciones de artistas en distintas fases durante los siglos XIX y XX, así como materiales de carácter artesanal como los azulejos y yeserías.
  3. El impacto devocional ocasionado en la religiosidad americana a partir de la introducción de iconografías andaluzas.
  4. El papel desempeñado por mecenas y comitentes oriundos de Andalucía.
  5. Las obras que procedentes de Sudamérica que se integran en el patrimonio andaluz.Con estas premisas iniciales, nuestras líneas de investigación son:

Artistas

El grupo de artistas emigrados hacia el Nuevo Mundo constituye, para nosotros, la línea de investigación mas interesante, los cuales van a reproducir al otro lado del Atlántico las condiciones productivas existentes en la Península Ibérica. El sistema gremial con las ordenanzas respectivas y el control municipal se impone en las ciudades americanas. Los talleres y su funcionamiento repiten los existentes en este lado del océano. Sevilla será el modelo productivo y los artistas procedentes de Andalucía desde el último cuarto del siglo XVI se instituyen en iniciadores de talleres que se perpetuarán durante los siglos XVII y XVIII pasando las enseñanzas de padres a hijos y formando verdaderos árboles genealógicos de artistas que iniciados en el manierismo imperante en Andalucía en esos momentos, caminarán hacia propuestas barrocas a lo largo de la Edad Moderna. Podemos destacar, a modo de ejemplo, los casos de tres artistas emigrados en fechas tempranas donde afincaron sus talleres como el escultor Gaspar de la Cueva (Sevilla ca.1587- Lima) y los pintores Bernardo Pérez Chacón (Sevilla – Lima 1653) y Pedro de Vargas (Montilla, Córdoba 1553- Quito 1597).

El análisis de la presencia andaluza en América del Sur tiene otra etapa muy importante, durante el siglo XX, producto de la Guerra Civil que supone el exilio de numerosos artistas e intelectuales que buscan un nuevo espacio de libertad negado en nuestro país, siendo Argentina o Chile los principales receptores, donde van a continuar su actividad creadores como José Machado o Manuel Ángeles Ortiz.

Iconografías

El tema de la religiosidad popular engloba una serie de aspectos fundamentales para comprender el amplio abanico de transferencias culturales protagonizadas entre Andalucía y América durante la época virreinal. Desde los primeros momentos de la conquista y expansión territorial los soldados dejaron patente su predilección por imágenes particulares a las que encomendaron sus hazañas con la fundación de nuevas poblaciones en su honor, como será el caso de la Virgen de la Antigua o la Virgen del Buen Aire. Más tarde, gracias las tareas de evangelización y a la consolidación de la administración virreinal, la circulación de estampas devocionales relacionadas con Andalucía tuvo como protagonistas a los fieles oriundos de esta región quienes emprendieron la Carrera de Indias arropados por sus patronas locales. Una vez arribados al lugar de destino, les dedicaron cofradías, altares y capillas en las que pudieron realizar sus plegarias, dignificar su culto y arraigarlo entre la población autóctona. Asimismo, las órdenes religiosas tuvieron un papel fundamental, bien porque algún miembro andaluz sobresaliera en su apostolado americano, como San Francisco Solano, que nacida en esta tierra divulgaran, en el caso de San Juan de Dios, la imagen del fundador, o porque erigieran una efigie mariana concreta en baluarte de su catequización, como fue la Divina Pastora sevillana para los capuchinos en la selva suramericana. Este fenómeno espiritual no cesó con las revoluciones independentistas sino que a raíz de la llegada de las primeras oleadas de emigrantes andaluces a finales del siglo XIX se introdujeron con fuerza nuevas advocaciones vinculadas al fervor popular, por ejemplo Nuestra Señora de la Esperanza Macarena o la Virgen del Rocío.

Obras

La exportación de obras de arte desde el puerto sevillano fue una constante desde el inicio de la presencia hispana en América. Actualmente tenemos algunas obras maestras del arte andaluz conservadas en las instituciones, sobre todo religiosas, que las encargaron, en distintos museos americanos, parte de las cuales fueron importadas durante la época virreinal, y otras que serían compradas en los últimos siglos ya con carácter coleccionista. No obstante, son significativas de los intereses artísticos de la sociedad americana y puntas de iceberg de lo que pudo ser un rico comercio mal documentado y con pérdida histórica de las obras.
La presencia de este tipo de obras en América debió ser frecuente y su influencia manifiesta en el estudio de cada uno de los artistas virreinales.

Mecenas

La consolidación de la presencia andaluza en América del Sur no se podría haber llevado a cabo sin la actividad de mecenas y comitentes, temática que introducimos como novedosa en este nuevo proyecto, los cuales a través de sus donaciones o financiaciones concretas posibilitaron el desarrollo artístico en América.